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martes, 29 de marzo de 2016

Bob Beamon

Famoso por su récord del mundo en salto de longitud, llamado el salto del siglo, conseguido en los Juegos Olímpicos de México (1968) con un registro de 8,90 metros, mejorando en 55 cm la marca anterior.

Dicho récord perduró durante 22 años, 10 meses y 22 días, hasta ser superado en la final del mundial de Tokio (1991) por Mike Powell (8,95m.). En esa misma final Carl Lewis también logró mejorar la marca de Beamon (8,91m.) pero no fue homologada dado que se logró con más de 2 m/s de viento a favor, por lo que actualmente sigue siendo la segunda mejor marca de todos los tiempos.
 


Biografía 

Nació el 29 de agosto de 1.946 en South Jamaica (Nueva York, Estados Unidos) en el seno de una familia humilde.

Pronto adquirió una gran confianza en sí mismo, logrando una mejor marca de 8,33, por la que fue seleccionado por parte del equipo de Estados Unidos para los Juegos Olímpicos de México. Se presentó en la ciudad americana tras haber ganado ese año 22 de las 23 pruebas en las que había participado, pero aun así no era el gran favorito para ganar la competición. Participaban también el "recordman" mundial (8,35 m.) el soviético Igor Ter-Ovanesyan; el campeón en Tokio 64, el británico Lyn Davies o el campeón en Roma 60 su compatriota, consejero y amigo, Ralph Boston. Bob no era un gran competidor, algo que quedó reflejado en la fase de calificación, que logró superar con grandes apuros en el último de los saltos tras dos nulos y cuando sólo se exigía 7,65 m.

Según el periodista Dick Shaap, que ha escrito una biografía de Beamon titulada "The perfect jump" (El salto perfecto) la noche anterior a la final olímpica mantuvo relaciones sexuales, algo que nunca había hecho en la víspera de una competición. Tenía muy claro que había arruinado toda posibilidad de obtener una medalla de oro. De esta forma, salió a la pista muy tranquilo.

Era el día 18 de octubre de 1.968, a las 15,46 horas. El ambiente amenazaba tormenta y el viento era favorable al máximo permitido (2 m/sg.). Beamon, con el dorsal 254, realizó el salto de su vida; con una carrera muy rápida y una batida perfecta, se elevó espectacularmente y cayó muy lejos. El asombro inundó el estadio e incluso los jueces pensaron en un primer momento que la altura a la que estaba la capital azteca había estropeado los aparatos de medida. Pero la realidad era bien distinta. El saltador había llegado a los 8,90 m., superando el "récord" del mundo en 55 cm. Preguntado por la explicación técnica, Bob dijo: "Fue un salto en el que imprimí una velocidad especial, y en el que me recreé. Fue un vuelo raro, pero no por ello irregular, ni mucho menos".

Los que dijeron los analistas fue un poco más claro y estaba basado en la conjunción de una serie de factores: Un estado inmejorable de forma tanto física como psicológica del atleta; el máximo viento favorable; la altura de México (2.277 m.) donde la resistencia del aire es mucho menor y las características de la pista, de un tartán especial. Pero, aun así, ...

Se la definió entonces como un "récord" del año 2.000 y se convirtió en un auténtico desafío para todos aquellos atletas especialistas en longitud. Durante muchos años fue la marca más importante conseguida por el atletismo moderno. Pero todo en esta vida tiene su final y fue batida casi veintitrés años después, en 1.991 por otro estadounidense, Mike Powell, dejándola en 8, 95 m., si bien para superarla se tuvieron que dar unas condiciones especiales, difíciles de repetir en mucho tiempo como fue el duelo de dos grandísimos saltadores en estado de gracia como fueron el propio Powell y Carl Lewis, que quedó también muy cerca de la nueva mejor marca.

Bob Beamon, aunque fue designado en 1.968 el mejor deportista por la prensa deportiva mundial, quedó traumatizado después de conseguir el "récord" (y, por supuesto, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos) y en los dos años siguientes no superó nunca los 8 m. Se retiró con veinticuatro años, alegando que carecía de motivación para seguir.

La hazaña le dio más popularidad que dinero. Por ello, tras un penoso paso por un equipo de baloncesto siguió ligado al atletismo entrenando jóvenes para la prueba de triple salto. También se dedicó a los negocios, vendiendo fincas en Estados Unidos. Participó en una película, titulada "The golden girl".

En 1.980 vino a España para recibir un premio, el As de Oro. Estuvo en nuestro país ocho meses viviendo e incluso se ofreció para entrenar a los jóvenes, pero nadie le contrató, posiblemente porque era muy caro.

Es una persona bastante cerebral, bromista pero no frívolo y que afirma que el dinero no es lo más importante para él. Ha estado casado en tres ocasiones y tiene una hija de su tercer matrimonio. Su segunda mujer le convirtió al islamismo, aunque actualmente no profesa dicha religión.

En la actualidad es director de un complejo deportivo en Miami y colabora con varias multinacionales. 


Fuentes: http://www.buscavidas.com 







   

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