Elena Mukhina
Duró un puñado de segundos o quizás milésimas, pero cambió para siempre lo que pudo haber sido una vida llena de éxitos y alegrías.
Un día a la escuela llegó un entrenador preguntando si había alguna interesada en sumarse a su equipo. Por supuesto que Mukhina no dudó en levantar la mano. Comenzó a trabajar con Mikhail Klimenko y rápidamente se destacó como una promesa al ganar el campeonato nacional juvenil de 1976. Esa misma temporada terminó en el 12° puesto en la exigente Copa URSS, un torneo con un nivel parecido o hasta superior al que se podía encontrar en un Mundial o en los Juegos Olímpicos. No le alcanzó para estar meses más tarde en la cita olímpica de Montreal.
Ese mismo año en el Europeo de Praga finalizó en la segunda colocación en el all around, prueba que combina todas las especialidades de la gimnasia, detrás de Nadia Comaneci, probablemente la mejor de todos los tiempos porque fue la única en la historia que logró una rutina perfecta. Además consiguió otras 3 medallas de oro.
Sin embargo la gran explosión de Mukhina llegó 2 años más tarde durante los mundiales de Estrasburgo (Francia). Allí se colgó 5 preseas doradas, incluido el título en el all around batiendo a Comaneci. Sorprendió a todos por la complejidad de sus movimientos en los diferentes aparatos. Definitivamente se había consagrado como una de las grandes estrellas de la gimnasia mundial y era la cara más importante del poderoso combinado de la URSS. Por eso desde el estado comunista habían puesto muchas esperanzas en ella de cara a los Juegos Olímpicos que se avecinaban.
A fines de 1979 empezaron los problemas. Durante una competencia Mukhina sufrió una fractura en una pierna y casi sin tiempo para llegar en condiciones optimas al gran objetivo su entrenador Klimenko y el jefe de equipo, Aman Shaniyazov, quizás sufriendo presiones por parte de altos mandos, apuraron la recuperación de la gimnasta con una operación. Lo planificado no salió como se esperaba y la pierna de Mukhina no quedó bien, por lo que nunca se terminó de reponer del todo. Igualmente los entrenadores aceleraron los plazos porque su recuperación era una cuestión de estado. Si o si debía participar en los Juegos Olímpicos.
Pocas semanas antes que se prendiera la Llama Olímpica en la capital soviética la selección de la URSS estaba concentrada en Minsk ajustando detalles de cara al torneo. Durante uno de los últimos entrenamientos Mukhina practicaba ejercicios de suelo y cuando realizaba uno de los movimientos que más dominaba cayó mal y dio con la pera contra el piso. Se rompió varias vertebras y quedó tetrapléjica. A los 20 años su vida quedó reducida a una silla de ruedas y solo moviendo algunas partes de su cuerpo.
Sin dar demasiadas especificaciones desde la Federación Soviética informaron que Mukina no iba a participar en los Juegos Olímpicos por lesión. Esa fue la última noticia que se tuvo de ella porque quedó olvidada.
Su primera aparición pública tras el accidente, y confirmando las sospechas que había alrededor de ella, en especial del otro lado de la Cortina de Hierro, fue cuando la URSS le entregó como reconocimiento la Orden de Lenin. En 1983 el Comité Olímpico Internacional la condecoró con la Orden Olímpica, el galardón más importante dentro del olimpismo.
En 1988 Mukhina, que volvió a vivir con su abuela, realizó una las pocas entrevistas mientras estuvo en la silla de ruedas. “Ni culpo ni condeno a nadie por lo que sucedió. Fui estúpida. Lo único que quería era justificar la confianza que habían puesto sobre mi y ser una heroína”, explicó. También criticó al modelo soviético: “Había conceptos como el honor del club, el honor del equipo, el honor al equipo nacional, el honor de la bandera. Eran palabras detrás de las cuales a las personas no se les prestaba atención”. Vivió en el ostracismo y lo que se sabe es que colaboró como columnista en un diario de Rusia, no mucho más.
Volvió a escucharse su nombre cuando murió a los 46 años. No se confirmó cual fue la causa de su muerte, pero al parecer estaría relacionada con alguna disfunción causada por la tetraplejia.
Mukhina todavía hoy es recordada. Muchos de sus movimientos fueron novedosos durante una época en la que la gimnasia era dominada por los países de Europa del Este y solo Estados Unidos podía inmiscuirse un poco. Quizás sin saberlo muchas de las estrellas actuales están rindiéndole homenaje a uno de los grandes nombres de la historia del deporte.
Fuente: http://historiasdeportivas.wordpress.com
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