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miércoles, 30 de marzo de 2016

Eduard Streltsov

Esta es la historia de Eduard Streltsov, y es la historia de tantas otras voces mudas que sufrieron la tiranía del totalitarismo marxista ruso. Dicen que Zico es el Pelé blanco, la URSS también tenia en este artista del balón su particular genio balompédico: el Pelé ruso. 


Su historia 

Streltsov tuvo una infancia muy dura, sin un padre, sin comida, con una madre enferma del corazón y declarada invalida, su primer trabajo como cerrajero, sus comienzos en el equipo de la fabrica Frezer y como después de un partido contra las inferiores del Torpedo el técnico de estos lo convocara a una prueba con el equipo mayor. El tenía dieciséis años y llego con una pequeña valija de madera en sus manos.

Los JJOO de Melbourne en 1956 marcan un antes y un después en la historia de Eduard Streltsov. Con únicamente 19 años el ‘’Pelé ruso’’ gana la medalla de oro formando un trío de jugadores magníficos con Lev Yashin e Igor Netto. En las dos temporadas siguientes Streltsov iba a convertirse en el amo y señor del fraudulento torneo doméstico soviético ganando en una ocasión el trofeo al máximo goleador y llevando a su equipo a la victoria final ante clubes tan potentes como el Spartak, el CSKA o el Dynamo.

La gente lo adora y lo aclama, su manera de ser, despreocupada y desenfadada, con ciertos tintes bohemios cala entre la gente. Streltsov es la nueva figura del fútbol del Este de Europa y es la gran baza del combinado soviético de cara al mundial de 1958 en Suecia, aquel mismo mundial que coronó al verdadero Pelé como el rey del deporte rey.

Pero también es cierto que la fortuna le fue favorable a la ‘’Canarinha’’ pues posiblemente, las dos selecciones mas capacitadas para hacer sombra a los Garrincha, Vavá, Didí, Nilton Santos, Pelé… como eran Inglaterra y la URSS llegaron muy mermadas a la fase final. Los unos por el terrible accidente aéreo de Munich, los otros, por la caída en desgracia de Eduard Steltsov.

Streltsov era indiscutible en la punta de la selección soviética para Suecia 58, pero poco antes del torneo, las altas instancias le pidieron que dejase su club para firmar por el CSKA, el equipo del ejército rojo o al Dynamo de Moscú, la escuadra representativa de la KGB.

Parece que además de su negativa por unirse a uno de los grandes equipos de la capital, el otro detonante de su vía crucis fue que, en un baile celebrado en el Kremlin y con unos cuantos vodkas de más, el delantero insultó a la hermana de Yekaterina Furtseva, la primera mujer de la historia de la URSS en ser admitida en el Politburó, es decir, el máximo órgano de poder, muy frecuente en los países dominados por las ideas marxistas.

Parecía que el modo de vida de Streltsov no gustaba a las altas esferas rusas, que veían como una población totalmente manipulada por el régimen veía en este hombre un resquicio de luz al que asomarse.

La violación de Marina Lebedeva, de 20 años, a la conclusión de una fiesta fue la excusa perfecta para cortar de raíz el problema que suponía para el régimen el jugador.

Streltsov fue acusado de violación junto con otros sospechosos, Streltsov fue declarado culpable de la violación. Le prometieron que jugaría en mundial de Suecia de 1958 a cambio de que confesase su culpabilidad en un crimen que el jamás cometió.

Eduard Streltsov sufrió las consecuencias de no acatar las decisiones impuestas por el politburó en la Unión Soviética y de ser considerado un peligroso rebelde, capaz de intoxicar a la juventud socialista con su imagen crápula y sus ansias de libertad. Tras el juicio Streltsov fue condenado y confinado a un GULAG (equivalente a los Campos de Concentración nazis, con el agravante de que estos solían estar en Siberia) durante 7 largos y penosos años cuando tan solo contaba con 21 años de edad.

Tras conocerse la sentencia, los trabajadores de la fábrica de coches Zil, alrededor de unos 100.000, iniciaron a una marcha en forma de protesta ante lo que ellos consideraban una sentencia injusta y desmedida. Cabe recordar que el Torpedo de Moscú, el equipo de Streltsov, fue asociado durante la etapa soviética como el equipo de los proletarios de las factorías automovilistas, por lo cual no es de extrañar que fuesen los propios empleados de Zil los primeros en iniciar una protesta. De hecho, aun hoy podemos apreciar en el escudo del Torpedo un coche tras una enorme letra T.

La condena llegó poco después de contraer matrimonio con una muchacha 4 años menor que él. 7 largos años pasó en aquel infierno de hielo y frió, repasando una y otra vez aquel detalle que se le escapa de la noche que transcurrió entre el 25 y 26 de mayo de 1958. También piensa en su mujer…y en la hija que no conoce.

Streltsov, el George Best ruso, la oveja negra del sistema socialista, era sentenciado. Todo el peso de la fraudulenta ley soviética caía sobre sus hombros: ‘’ ¿Pele? ¿Quien es Pele?’’.

Durante estos 7 años la madre de Strelsov no se comporta como tal. Abandonó y dejo en la calle a la mujer e hija de su vástago, vergonzoso hecho del que tiempo después de arrepentiría, pero no por remordimiento o cargo de conciencia. En un sistema socialista, la propiedad privada no existe, todo pertenece al estado y es el propio estado el encargado de repartir las riquezas para así evitar las existencia de clases sociales. Al quedarse vacío el piso de la madre de Streltsov, el Kremlin puso a vivir en el cuarto del ‘’Pelé ruso’’ a un alcohólico que le hacia la vida imposible a aquella "buena" señora.

Tras su estancia en el GULAG, el Torpedo rescató a Streltsov para el fútbol a los 28 años. Ya no era el mismo de antes, sus piernas no corrian de la misma manera que antaño y la condición física del futbolista distaba mucho de la de aquel genial jugador que deslumbro en los JJOO de 1956…pero la magia de su pie seguía intacta. Esa misma magia que 28 años antes Dios le había donado a través de un simple beso. De esta manera, en 1966 Streltsov volvió a regalarle a la afición del Torpedo un nuevo titulo liguero además de liderar una vez más la tabla de máximos goleadores. Nunca habló de su misteriosa detención ni de su paso por el GULAG, posiblemente por miedo a represalias.

La vida de Eduard Streltsov es la vida de un genio maldito, la de un ‘’crack’’ que hoy no tendría precio en el mercado. Pudo haber disputado tres Copas del Mundo y tres Eurocopas de naciones defendiendo a su patria pero no jugo ninguna. A cambio, el Kremlin le regaló 7 penosos años de miseria y trabajos forzosos en minas insalubres y mal acondicionadas que derivó en un cáncer de pulmón, acabando con su vida el 20 de julio de 1990, justamente un día antes de cumplir 53 años.

Esta es la vida del ‘’Pelé ruso’’ y nosotros, mediante fotografías y relatos conservamos en la memoria y la conciencia esa fábula triste tan arraigada en los moscovitas y que a los demás no nos conviene olvidar. Su nombre: Eduard, su pasado: la clásica historia de superación personal. Su tópico: ser un ídolo de masas y el pecio pagado: una crónica negra repleta de angustia, temor y soledad. Su misión: perforar la portería rival, su lema: no hay lema posible dentro del terror estalinista, su final: triste, muy triste…su legado: la magia que desprendía ese beso al viento. Pudo haber sido una leyenda de la historia del deporte, pero la vida le llevó por otros caminos.



Tras retirarse 

Tras colgar las botas, Streltsov siguió vinculado al Torpedo como entrenador de los chavales y como jugador de los veteranos, hasta que un cáncer de garganta, según muchos provocado por sus duros años en el gulag, se lo llevó el 22 de julio de 1990 (un día después de cumplir 53 años). En su lecho de muerte, Eduard Streltsov confesó a su esposa que él nunca violó a nadie y que el Gobierno le había amenazado con matar a toda su familia si iba diciendo por ahí la verdad.

El 22 de julio de 1997, siete años después de la muerte de Streltsov, una mujer dejó flores en su tumba. Era Marina Lebedeva, la chica que cuarenta años antes le había acusado de haberla violado. Y en 2006, el futbolista recibió de manera póstuma la medalla de oro que le correspondía como jugador de la selección soviética que ganó el metal más preciado en Melbourne 56.

Recientemente, ha habido una campaña en Rusia para lavar la imagen del que para muchos, fue el mejor jugador de la historia de su país, y que oficialmente se retire la condena por violación. Liderada por el campeón de ajedrez Anatoly Karpov, esta campaña ha permitido que el estadio del Torpedo se llame Eduard Streltsov Stadium y que haya una estatua del futbolista en su entrada. Además, el complejo deportivo Luzhniki también cuenta con una estatua de Streltsov. Y además, en Rusia, cuando alguien da un pase de tacón, se dice que da un pase ’a lo Streltsov’.

Y esta es la historia del que pudo ser uno de los mejores jugadores de todos los tiempos pero que no lo consiguió a causa de la política. Como dijo Karpov, "hubiera podido ser más grande que Pelé". 


Fuente: http://amorporlapelota.blogspot.comhttp://quefuede.blogia.com 







   
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